miércoles, 7 de abril de 2010




Paso su vida entre colchones y almohadas. Aspiraba fundas, enredado en sabanas, ahorcandose en una busqueda de aquello que no sabia.
Casi se podria decir que era especialista en marcas de colchones y sabia todas las medidas existentes de las almohadas.
Habia algo: Si que lo habia!
Con esta seguridad, ya se estaban agotando los hoteles de su ciudad... la larga lista de hace años, tachada, clasificada, vuelta a tachar ya se terminaba. Otra, de nuevos hoteles crecia.
Una más de direcciones al azar, domicilios vigilados e invadidos: sutilmente y anonimamente.
Los comercios de blanco ya lo conocian... Una vez a la semana iba a uno de ellos, buscando... siempre buscando... ¡Pero que molestas son los vendedores! No dejan que uno busque tranquilo... Solo buscaba...

Su apariencia comun y casi invisible, lo ayudaba en la tarea... Una personita cualquiera, de las mas comunes si las hay, que no atrapan una segunda mirada en la calle, ni se quedan en el recuerdo nocturno por algun detalle llamativo...
Su busqueda lo llevo a ser fotografo de profesion, de un mediocre periodico amarillento de sangre y tragedias... Era imune a lo que veia, y grababa en sus lentes las imagenes en forma automata, sin pasión ni busqueda de creditos... De hecho, solo le interesaban sus fotos personales, guardadas y clasificada celosamente en la habitación de la vieja casa abandonada, que desde hace años lo acobijava acusadora de tal invasión a su soledad... Las pocas horas que dormia, lo hacia en el piso, entre sus fotos de colchones y almohadas. ( Tan sutilmente iguales en sus diferencias)Continuara...

martes, 30 de marzo de 2010

Entre Colchones, Almohadas y...


Paso su vida entre colchones y almohadas. Aspiraba fundas, enredado en sabanas, ahorcandose en una busqueda de aquello que no sabia.

martes, 16 de marzo de 2010

Para dormir en paz

No temo el arraigo de la soledad
en el derrumbadero de las tardes,
ni el desvalimiento de la cólera
que destruye a traición nuestra esperanza,
ni el agudo entrechocar de la erosión
en la conciencia alerta de mis huesos,
sino tu eterna ausencia repentina,
más grave y más amarga que la muerte.

Alfredo Buxán